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Guía para peridistasLa consejera de Salud y Bienestar Social, Mª Jesús Montero junto con el decano del Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía, Antonio Manfredi, han presentado esta mañana ‘La Guía de buenas prácticas sobre personas con discapacidad para profesionales de la comunicación’. Desde En Primera Persona consideramos que este trabajo es esencial para luchar por la dignidad y la imagen de nuestro colectivo.

La Federación En Primera Persona recomienda a los periodistas, al igual que esta guía práctica, a ofrecer informaciones veraces usando para ello, según recomiendan los expertos:

El contacto directo con las personas con enfermedad mental es la mejor manera de conocerlas y obtener y transmitir una información clara, veraz y objetiva sobre sus vidas.

• Facilitar que sean las propias personas con enfermedad mental las que participen en los reportajes y difundir imágenes en los contextos normales de vida, en el trabajo, en tiempo libre, viviendo en la comunidad etc.

• No utilizar imágenes de otras discapacidades, truculentas, lacrimónegas o que reproduzcan las falsas ideas de violencia, pasividad o inutilidad”.

En esta guía se dan consejos en el tratamiento de las informaciones como:

“A pesar de que las personas con enfermedad mental pueden tener algunas dificultades de funcionamiento personal y social (en la comunidad, en su casa, con sus amistades, en el trabajo) derivadas de contar con problemas de salud mental, la mayoría de ellas pueden llevar una vida plena y satisfactoria con un tratamiento adecuado y apoyo social.

Al menos existe un 50 % de personas que pueden tener una evolución favorable, con remisión de síntomas y un papel social activo.

-Es erróneo asociar la enfermedad mental con conductas violentas, peligrosas o imprevisibles.

– Las personas con enfermedad mental pueden cuidarse por sí mismas, no necesitan vivir en una institución.

-Sus familiares no tienen la culpa de la enfermedad.

-La enfermedad mental no es igual a discapacidad intelectual, ni a doble personalidad ni está causada necesariamente por la drogadicción.

No se contagia y se puede curar.

-Las personas con enfermedad mental pueden vivir como las demás, pueden trabajar, tener su propia familia y tener o no hijos/as.

Para referirse a una persona diagnosticada con una enfermedad mental se recomienda emplear los siguientes términos:

• Persona con enfermedad mental.

• Persona con problemas de salud mental.

• Persona con discapacidad consecutiva a una enfermedad mental.

• Persona que tiene esquizofrenia, persona que tiene depresiones…

• Persona con trastorno mental grave.

Otras consideraciones en la terminología a usar:

• En referencia a los lugares: emplear centro de salud mental, centro de día, casa hogar …

• En vez de “internamiento psiquiátrico” decir “ingreso hospitalario”. O “reagudización o descompensación” en lugar de “brote” o “ataque”.

Los medios de comunicación pueden contribuir a mejorar la imagen de las personas con enfermedad mental ofreciendo una información objetiva, rigurosa y no estigmatizante. Para evitar los estereotipos se recomienda:

• No asociar enfermedad mental grave a comportamiento peligroso y delictivo.

No emplear términos inexactos u ofensivos que perpetúan la ignorancia y conducen al estigma así como evitar términos que etiquetan a las personas sustantivando su condición: “loco o loca”, “desequilibrado o desequilibrada”, “perturbado o perturbada”, “demente”, “psicópata”, “esquizofrénico o esquizofrénica”, “paranoico o paranoica”, “depresivo o depresiva”, “maníaco o maníaca”, “anoréxico o anoréxica”, “psicótico o psicótica”, entre otros.

 Evitar titulares que destaquen injustificadamente aspectos negativos y sensacionalistas. Incluir el problema de salud mental solamente cuando sea imprescindible para entender la información.

• No confundir las enfermedades mentales con otras enfermedades o discapacidades. Enfermedad mental grave no equivale a “discapacidad intelectual” o “psicopatía”.

• Ante sucesos violentos e impactantes para la opinión pública, no atribuir automáticamente dichos comportamientos “inexplicables” a una enfermedad mental. A veces, quienes cometen estos actos son responsables de los mismos. Enfermedad mental no es equiparable a “maldad”.

No emplear términos anticuados: “manicomio”, “psiquiátrico”, ni aquellos que contribuyen a la estigmatización como “reclusión”, “internamiento”, “encierro”, etc.“